sábado, 4 de diciembre de 2010

Magic people




Del 2 al 22 de diciembre, en el Espacio para el Arte-Universidad de Murcia (en el Paraninfo de La Merced) podéis ver la exposición de retratos de mi amigo Juanjo Martínez Cánovas.
Juanjo, que me tiene mucho aprecio, me ha vuelto a pedir que le escriba el texto introductorio de catálogo cosa que he hecho muy gustoso. Lo adjunto aquí para que lo leáis a ver qué os parece y, sobre todo, para animaros a que vayáis a la sala a ver sus cuadros:


No todo será cáscara. Retratos de Juanjo Martínez Cánovas.

Honestamente creo, amigo Juanjo, que esta muestra es un riesgo. Tal y como estamos hoy, ya creciditos en la cosa de la dialéctica cuerpo-alma o, en términos de representación pictórica, de la siempre acechante contradicción entre la fachada o aspecto exterior y el interior de un ser humano, vas tú y nos ofreces una muestra de retratos.

Hace ya bastante que la postmodernidad decidió dinamitar cualquier metafísica, teleología o razón de ser del hombre. En este tiempo de la disolución absoluta de cualquier orden categórico (con la excepción de los órdenes de consumo, claro), aspirar a sacar algo a la luz es toda una aventura pues todo es pura cáscara ya que «la característica fundamental de la sociedad capitalista hiperindustrial es precisamente la de que en ella no hay nada oculto, nada que sacar a la luz, nada que (a)traer a la superficie, pues la realidad se oculta precisamente porque se muestra siempre a la vista»[1].

Esta agnosia (término que el filósofo alemán Gunther Anders rescató de la psiquiatría para referirse al hombre en su imposibilidad de experiencia) nos ha llevado a sustituir definitivamente al sujeto por un «ello industrialmente formateado»[2]: un estereotipo.

Al poco de iniciar los estudios de bellas artes, «me descubrieron» a un pintor mexicano que llamó mucho mi atención: Hermenegildo Bustos. Nacido en 1832, este «indio» (tal y como se refería a sí mismo y que parece ser que apenas estudió pintura durante seis meses con un pintor local) alcanzó en sus retratos unas sorprendentes cotas de expresividad plástica y de interés psicológico hacia sus modelos. El Nobel de literatura Octavio Paz, refiriéndose a su pintura diría «[...] todos esos retratos irradian –o mejor: transpiran– una poderosa carnalidad. El cuerpo se ha vuelto energía [...] Si se me pidiese definir con una sola palabra la impresión que me causan esos retratos, respondería sin vacilar: intensidad»[3]. Cada uno de los retratos de Bustos, siempre parece nuevo a pesar de pintar siempre lo mismo: retratos. Su extraordinaria técnica y su preocupación por aprehender la auténtica e intransferible originalidad del rostro que delante de él posaba, sólo es comparable a la poca relevancia que ha tenido como pintor hasta no hace muchas décadas. En el reverso de sus cuadros escribía algunas indicaciones físicas de los retratados o pequeñas dedicatorias. Además siempre terminaba firmando «Hermenegildo Bustos de aficionado pintó…». En un autorretrato escribió: «Hermenegildo Bustos, indio de este pueblo de Purísima del Rincón, nací el 13 de abril de 1832 y me retraté para ver si podía el 19 de junio de 1891». Me pregunto: para ver «si podía» qué.

Camino de la contemporaneidad pictórica me atrevería a afirmar que tanto el paisaje como el retrato han sido quizás los únicos que sobrevivieron dignamente al resquebrajamiento de los géneros artísticos que impusieron las vanguardias. El paisaje, como germen de la abstracción, y el retrato por convertirse en «modelo de referencia en el compromiso del arte moderno con la figura humana, respetado tanto por su ruptura como por su fidelidad»[4]. En el intersticio entre fidelidad y ruptura, se posiciona Juanjo Martínez Cánovas en su propuesta como retratista. En ese angosto espacio, Juanjo intenta ver «si puede».

En él todo se da como obsesivo; ya lo descubrimos en sus trabajos en torno a la muerte en Nascentes morimur y ahora vuelve a dar cuenta de ello en estos retratos. Obsesión que se concreta, por ejemplo, en la cantidad de veces que ha dirigido su mirada al personaje de María. Puedo asegurar que la anciana modelo ha sido pintada y dibujada en numerosas ocasiones por nuestro artista. Casi de forma cartográfica (como vemos en En un abrir… y En un cerrar…), Juanjo recorre la fisicidad de la afable mujer convencido de que la preocupación plástica por una piel ya arrugada por toda una vida le conducirá a un «sí poder» en la tarea de remarcar la tensión entre el exterior y el interior del aspecto humano. Evidentemente el retrato contemporáneo tiene mucho de «instantánea», término como es sabido, tomado de la fotografía cuya aportación fue fundamental para descargar a la pintura del lastre que le suponía ser la única capaz de representar la realidad. El «disparo» de Juanjo no es, en ningún caso, un acto de añoranza de manieras caducas de representación técnica o pictórica (que, por cierto, me consta que él domina a la perfección) ni expresa el anhelo por recuperar un ojo inocente perdido. Nuestro artista sabe que «mirar es siempre interpretar»[5], y es interpretar indefectiblemente en el aquí y en el ahora. Ya no es posible situar al hombre como centro de nada (que no sea de sí mismo) ni tampoco podemos reducir su identidad a la representación de sus rasgos morfológicos. ¿Qué posibilidades le quedan entonces a los retratos de Martínez Cánovas? Para mí, la respuesta es clara: La pintura de Juanjo siempre se mueve bajo un marcado carácter simbólico, plurívoco y alegórico. Los protagonistas de sus cuadros son más que ellos mismos: Keko Buenavista, F. Morvedre o Titine, por citar algunos, son elementos configuradores de un simulacro de representación. Ya no habrá aura pero ¿porqué hemos de renunciar a la presencia del sentimiento?

El ficticio pintor Basil Hallward, protagonista de la obra de Oscar Wilde El retrato de Dorian Grey, afirmaba que «cualquier retrato que se pinte con sentimiento es un retrato de artista, y no de su modelo».

Estos retratos que hoy se muestran tienen mucho de Juanjo y no sólo porque él también forma (como sus modelos) parte del universo del tattoo (muy protagonista en esta muestra) sino porque, y en palabras de otro grande del retrato contemporáneo como es Lucian Freud y del que Juanjo también es admirador, «Everything is autobiographical, and everything is a portrait»[6]. Juanjo Martínez Cánovas sigue confiado en que el retrato es fuente de interés inagotable y que es posible (a)traer a la superficie lo que se esconde bajo la piel de pintura que representa un cuerpo o una cara. Por tanto, no será todo cáscara.

Octubre de 2010

Juan Ignacio de la Fuente Cevasco


[1] Alba Rico, Santiago. Capitalismo y nihilismo. Dialéctica del hambre y la mirada, Akal, Madrid, 2007, 181

[2] Alba Rico, o.c., 183

[3] Paz, Octavio, Los privilegios de la vista, Hermenegildo Bustos. Televisa-Centro Cultural Arte Contemporáneo, México, 1990, 182

[4] Warner, Malcom. Retratos sobre el retrato, en El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de Picasso, catálogo de la exposición del Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid, Madrid, 2007, 11.

[5] Cruz Sánchez, Pedro A., Realismo en tiempos de irrealidad, Fundación Cajamurcia, Murcia, 2002, 141.

[6] «Todo es biográfico, y todo es autorretrato». Citado en Feaver, William. Lucien Freud: Life into Art, Tate Publishing, London, 2002, 27

domingo, 17 de octubre de 2010

Amigo predilecto




Podría parecer, a priori, que este post no tiene mucha cabida en un blog como éste pero sí.

Primero porque el blog es mío y aquí escribo lo que me da la gana (¡Total, para cuatro gatos que lo leen!) pero, y sobre todo, porque aquí escribo siempre lo que me sale del corazón.

Ayer nombraron hijo predilecto de la villa de Archena –un precioso pueblo de la orilla del maltrecho río Segura- a mi amigo Antonio López Baeza.

Antonio es sacerdote y poeta. Pero, y además de eso, es mi amigo. Si existen tres o cuatro personas sin las que yo no podría concebir mi existencia, él es una de ellas.

La solemne ceremonia estuvo muy bien; amenizada por un@s concertist@s de la escuela municipal de música que interpretaron con un gusto que se percibía en el ambiente. Las palabras del cronista oficial de la villa de Archena fueron realmente espectaculares; se notaba que las había escrito «con el corazón en un puño». Incluso hasta las palabras formales de otros jerifaltes y curias no pudieron sino arrodillarse ante la imponente presencia del homenajeado.

Ayer viví un momento de profunda inspiración creativa. Y no sólo porque el arte de la poesía, de la música y de la pintura salieron a escena en diversos momentos y de diversas formas sino porque era evidente que la vida se nos ha dado para «ser creativamente gastada» de una «forma particular».

Si no busco el poder,

ningún poderoso podrá hacerme daño.

Si no ambiciono riquezas,

jamás me sentiré amenazado por la miseria.

Si no corro tras los honores,

convertiré toda humillación en humildad.

Si no me comparo con nadie,

seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo.

Si no me dejo invadir por la prisa,

encontraré tiempo para todo lo necesario.

Si no soy esclavo de la eficacia,

daré el fruto que los demás esperan de mí.

Si no me enredo en la competitividad,

entraré en comunión con lo bueno que hay en todo.

Si vivo a fondo el momento presente,

seré dueño absoluto del pasado y del futuro.

Si acepto el fracaso de mi vida,

habré librado mi vida de toda frustración

Si vivo para el AMOR,

el AMOR estará siempre vivo para mí.

Este poema, como habrás podido imaginar, es de Antonio y es Antonio. Hoy lo hago también un poco mío.

Un último detalle que ayer me resultó curioso. Delante de mí, el escenario en el que el homenajeado estaba. En otra silla, sentado junto a mí, nuestro hijo Pablo. Detrás, por el final del salón, Bernardo. Cuando en ocasiones pienso en que no estoy muy «relacionado» con el mundo del artisteo me digo: Con gente como esta a mi alrededor, ¡Qué más puedo pedir!

No te entretengo más. Si quieres saber algo más de Antonio, pincha en el enlace del lateral (el que llamo «Esperanza cristiana, Esperanza humana»). Si te interesa profundizar en la noticia, pincha aquí.

Saludos.

PD: El diseño del último libro que Antonio ha editado lo he hecho yo. Espero que os guste.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nascentes morimur


Nascentes morimur es el título del proyecto-exposición que mi amigo Juanjo Martínez Cánovas va a inaugurar en el MUBAM dentro del proyecto Asincronías que el museo murciano lleva a cabo. Desde el jueves 30 de septiembre hasta enero de 2011 podremos contemplar allí su trabajo.
Juanjo me ofreció colaborar con él escribiéndole un pequeño texto para el tarjetón publicitario de la expo. Lo adjunto aquí y valga como síntesis de lo que creo que veremos en las salas del MUBAM.





domingo, 13 de junio de 2010

Se acabó el aspirador


Tras varios meses de trabajo, lo he dado por acabado.
Es cierto que siempre se puede profundizar más, mirar mejor, para continuar encontrando más matices en la valoración pero en la decisión personal de acabar el cuadro se imponen otras muchas razones.
En este caso me estaba encontrando un poco saturado... aunque creo que he tratado a este aparato con bastante cariño y le he "puesto" emoción suficiente.
Por otro lado continúo con mi retahíla acerca de la cuestión de trabajo del natural y de las dificultades que plantea. Son esas mismas dificultades las que me convencen para seguir confiando en el trabajo de esta manera. El modelo estaba situado muy cerca de mí (o yo de él, como dicen los amigos que me visitan mientras trabajo) con lo que, en teoría, se produce una deformación del objeto pues el recorrido del ojo describe una curva sobre el plano del cuadro y, es esa curva la que luego "se estira" al llevarla a la superficie plana de lienzo. Según he ido midiendo, he notado más esa curvatura en el perfil del armario que asoma por un lado así como el rodapié de la pared. No sé si he sabido comprender bien qué estaba ocurriendo ahí...
Bueno. Pues esto es hasta lo que he llegado; habrá que dejar de mirar un tiempo este cuadro para "limpiar" los ojos y poder acercarse a él con un poco de distancia. Por lo pronto, voy a comenzar enseguida unos trabajos que quiero llevar a la par (dos dibujos y otra pintura) y me gustaría rescatar una escultura que empecé de mi hijo mediano –cuando tenía 4 años– y que ahora, ya con 6, tendré que remodelar. El crecimiento de un niño no está al servicio de los tiempos de su papá. ;)
Saludos.

PD: Adjunto un por de detalles. Sed condescendientes con mis fotos; sé que no son buenas. La fotografía y yo no nos entendemos bien.


jueves, 18 de marzo de 2010

Sigo trabajando




A mis "pacientes" lectores les agradezco la deferencia que tienen de soportar un blog que se actualiza tan poco. La verdad es que, como no tengo nada que decir, ¿para qué voy a escribir?. Sin contar, además que el tiempo que exige la cosa internautica se lo tendría que robar a otras cosas (como por ejemplo el pintar) y no me apetece.
Lo que pongo aquí, es el estado de cómo va mi aspirador. Lento pero avanzando. Como no tengo prisa...
A medida que el aspirador avanza, cuando corrijo y vuelvo a pintar, me doy cuenta de lo poco que sé de la cuestión óptica; de cómo percibimos las cosas y cómo hacemos para trasladar al plano aquello que nuestra fisicidad percibe mediante una visión esférica (que es como vemos). Me surgen muchas cuestiones acerca del convencionalismo que supuso la perspectiva cónica y como ella ha ido configurando nuestra forma de ver y comprender lo que vemos.
Otro problema que he identificado es el de la reproducción del color. Como bien saben los que me leen, yo he optado por trabajar exclusivamente del natural. A la hora de dibujar me apoyo en instrumentos (hilos que cuelgan del techo y otros que sujeto a unos palos, uso un ángulo milimetrado,...) que me sirven para cotejar lo que miro y mido. La cuestión se complica cuando hablamos del color. ¿En qué nos podemos apoyar para algo tan subjetivo como es la percepción cromática? No lo sé.
Pues eso. Que aquí sigo.